A menos de dos horas en coche de Bucarest podemos visitar la reserva de bisontes de Neagra, así que nos subimos al carro y tiramos hacia allá.


En la provincia de Dambovita, cerca del pueblo de Bucsani, se halla la reserva de bisontes de Neagra. La distancia desde Bucarest hasta Bucsani es de unos 75 kilómetros. Una vez llegados a este pueblo hay que avanzar unos 7 kilómetros por una camino forestal (a una media de 20-30 km/hora, y eso contando con que el suelo esté seco), para llegar a las puertas de esta reserva natural.


El horario de la reserva es de 10:30 a 15:00, y habíamos leído por Internet que el mejor momento para visitar la reserva natural era a primera hora de la mañana, ya que entonces es cuando se puede ver el mayor número de animales.

Llegamos a la reserva natural sobre las 11, pagamos las entradas (6 lei los adultos, 3 lei los niños), y recibimos las instrucciones del guardián: no acercarse a las vallas de madera, no alimentar a los animales y la posibilidad de visitar el pequeño museo de la reserva a la salida.

El espacio al que los visitantes pueden acceder dentro de la reserva es bastante reducido: un tramo de unos quinientos metros de longitud, flanqueado por zonas verdes y bosque donde habitan los bisontes.

Al final de la zona para los visitante se halla un torreón de madera que sirve para avistar los animales por parte de la reserva natural.

Venir a primera hora de la mañana fue todo un acierto: resulta que a esa hora es cuando se les entrega la comida a los bisontes. Nosotros hemos alcanzado a ver un grupo de unos 30 ejemplares de bisontes que se acercaban a comer junto a unos comederos de hormigón. Media hora más tarde, los bisontes se retiraban de nuevo hacia el bosque.

En definitiva, aunque esta reserva de bisontes es menos conocida que la de Hateg, lo cierto es que hemos alcanzado a ver a más ejemplares de esta especie, y de una manera mucho más cercana.

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