En Transilvania hay unos 150 pueblos que cuentan con una iglesia fortificada, según Wikipedia. Siete de estos pueblos con sus iglesias forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, y entre ellos encontramos al pueblo de Viscri con su iglesia fortificada.
El pueblo de Viscri se encuentra en la región de Brasov, cerca de la carretera nacional DN13 que une a Brasov y Sighisoara.
Si partimos desde Brasov, hay que recorrer unos 65 km hasta llegar al pueblo de Rupea (con su preciosa ciudadela, de la que ya hemos hablado aquí). En Rupea tomamos la carretera provincial DJ105 hacia Dacia, y luego la DJ104K hasta Viscri.
Si empezamos desde Sighisoara, tras recorrer 35 km llegamos al pueblo de Bunesti, nos desviamos por la DJ104K y tras recorrer 7 kms llegamos al pueblo de Viscri.
Viscri es un pueblo de 422 habitantes, según datos del censo de 2011. En la parte más alta del pueblo cuenta con una iglesia fortificada construida por los sajones en el s. XVIII, sobre los restos de una basílica romana.
La entrada principal de la iglesia está situada a mano derecha en una cuesta del pueblo. Tras subir unos 200 metros por un sendero rodeado de pinos llegamos a la entrada propiamente dicha de la ciudadela, con su muro exterior pintado de blanco y las puntas de las torres construidas en madera.
Tras pagar la entrada (10 lei adultos, 5 lei niños y jubilados), encontramos a la iglesia ocupando el lugar central, y rodeada completamente por una muralla que forma un círculo ovalado alrededor de ésta.
El interior de la iglesia de Viscri no es muy impresionante, y se muestra como aparece en la foto de más arriba. También se puede subir a la torre principal de la iglesia, aunque no es algo al alcance de todo el mundo, ya que la subida hay que hacerla por unas escaleras de piedra muy estrechas y poco iluminadas.
La muralla exterior de la iglesia cumple fundamentalmente una misión de defensa y protección, pero también alberga una serie de espacios o habitaciones que cumplen distintas funciones.
En el caso de la iglesia fortificada de Viscri, hay un par de accesos a la muralla. En uno de ellos se sube hasta una especie de terraza de madera, desde el cual se puede ver la el pueblo de Viscri y los montes que lo rodean.
En el otro acceso a la muralla llegamos a una habitación que se ha convertido en una especie de museo que contiene objetos y utensilios de los antiguos moradores de la iglesia.
Cuando llegamos a Viscri nos cayó tal tromba de agua que decidimos buscar un restaurante para esperar a que escampara. Así es como dimos con el Viscri Barn, situado en el nro. 32 de la calle principal.
Los propietarios, Mara y Alexu, decidieron dejar la capital para hacerse con esta casa rural y transformarla en un restaurante y pensión.
El menú es muy reducido, consta de 5 primeros y 5 segundos, de los cuales sólo cocinan 2 o 3 de cada uno de ellos al día. Nos dejamos aconsejar y acabamos comiendo comida tradicional rumana hecha en casa y con un toque contemporáneo que nos gustó mucho.
Todo ello regado con unas limonadas caseras y para acabar, café del bueno. Nos gustó mucho el sitio, repetiremos sin duda.
Aunque sigue siendo un pueblo de menos de un millar habitantes, Viscri ha pasado del aislamiento y casi-anonimato a ser uno de los pueblos más turísticos de Rumania. Gran parte de la culpa la tiene el Príncipe Carlos de Gales, que allá por el año 1996 se compró una casa en el pueblo y se dedicó a hablar maravillas de Viscri y Transilvania.
Hoy en día se estima que más de 15.000 turistas visitan Viscri a lo largo del año, la mayor parte de ellos extranjeros, persiguiendo la estela del Príncipe de Gales por Transilvania.
Vídeo en YouTube:
Vídeo de una de las visitas del Príncipe Carlos a Viscri en el año 2018: