Hay un lugar en el centro de Rumania que parece un paisaje lunar: la vegetación desaparece, las montañas son grises, y el suelo escupe barro. Esto no es un bulo, aquí no hay pizca de Photoshop: pasen, pasen y lean.
En la región de Buzau encontramos la zona conocida como los Volcanes de barro de Buzau. Bajo esta nombre se engloba a tres zonas distintas en las que la tierra expulsa barro desde su interior: Paclele Mari (la más extensa de las tres, con 22 hectáreas de superficie), Paclele Mici y Paclele de la Beciu. Los Volcanes de barro se hallan a una distancia de 150 km de Bucarest, a 90 km de Ploiesti y a 160 km de Brasov.
Desde Bucarest, hay que tomar la salida Noreste de la ciudad, en concreto la carretera E85, que nos llevará hasta Urziceni, y a continuación Buzau. Una vez en Buzau, se coge la carretera nacional 10, en dirección a Brasov, hasta alcanzar la localidad de Satuc. En Satuc nos desviamos a la derecha, por el puente que cruza el rio Buzau, y seguimos por la carretera DJ102F hasta el pueblo de Policiori. Aquí nos desviaremos por la DJ220A, que nos llevará hasta la entrada de los Volcanes de barro de Paclele Mari. Desde que dejamos la carretera nacional en Satuc hasta nuestro destino hay que recorrer unos 35 km por carreteras provinciales, el asfalto estaba bien pero la vía es estrecha, y hay que tener atención en las curvas por si vienen vehículos en dirección contraria.
Una vez llegados a la zona de los Volcanes de barro, comprobamos que se puede acceder a las tres zonas mencionadas; sin embargo, las tres zonas están separadas entre sí, y tienen puntos de entrada bastante alejados uno de otro.
En Paclele Mari tenemos una zona de parking de pago (5 lei/día, sin límite de tiempo), y para acceder a la zona de los volcanes hay que abonar una entrada: 4 lei los adultos, 2 lei los estudiantes y 1 leu los niños.
Tras entrar en el recinto observamos como el camino asciende ligeramente, y uno tiene la sensación de que está punto de alcanzar el cráter de un volcán. Sin embargo, una vez arriba no hay ningún cráter, sino la continuación del monte, y pequeños agujeros en los que burbujea el barro, como si hubieran puesto en una olla al baño María.
El paisaje es curioso: por todas partes se extiende un suelo gris que se mezcla con el marrón de la tierra. En la parte más alejada de la entrada, el terreno desciende mezclando zonas más elevadas con profundas grietas, formando una especie de toboganes naturales que hacen el encanto de los niños.
Cuando salíamos le hemos preguntado al encargado que nos vendió las entradas si los volcanes siempre estaban tan tranquilos como en ese día, y nos dijo que son muy estables, pero que a veces las erupciones se elevan un par de palmos sobre el nivel de la tierra. También nos comentó que si queríamos observar algo similar pero más espectacular tendríamos que irnos un poco más lejos, en concreto a Nueva Zelanda.
El término de Volcán de barro define una erupción lenta o brusca de barro, acompañada de emanaciones de gases o incluso petróleo.
Los volcanes de barro en Rumania han sido identificados por primera vez en Berca, región de Buzau, por el francés Henri Cognand en 1867, mientras realizaba unas prospecciones de petróleo.
El fenómeno del volcán de barro se conoce en todo el mundo, y se diferencia de los volcanes propiamente dichos por el producto de las erupciones, la forma y las dimensiones. Estos volcanes se forman debido a la erupción de gases naturales, de movimientos sísmicos o de emanaciones pos-volcánicas.
Los volcanes que se encuentra en la zona subcarpática de Buzau se han originado debido a la emanación de gases subterráneos que expulsan barro a la superficie.
En la zona Berca-Arbanasi se hallan 3 zonas con volcanes de barro: Paclele Mari, Paclele Mici si Paclele de la Beciu.
Las lluvias torrenciales, la intensa deforestación, los corrimientos de tierras profundas y de superficie y los derrames de barro dan a esta depresión un aspecto bizarro, casi lunar.
Los Volcanes de barro a vista de pájaro: