Danubio III: Puente de la Amistad

Seguimos con nuestro viaje aguas abajo por el Danubio, y tras dejar atrás a la ciudadela de Turnu en la orilla rumana y el parque natural Persina en la orilla búlgara, llegamos enseguida hasta dos grandes ciudades de ambos países, unidas por el puente que representa la principal conexión vial entre Rumania y Bulgaria. Nos referimos a las ciudades de Giurgiu y Ruse, y el puente que las une, así llamado Puente de la Amistad.

Giurgiu es una de las ciudades más importantes del sur de Rumanía, y cuenta en la actualidad con una población de 55 000 habitantes.

Los primeros indicios de asentamientos humanos en la zona de Giurgiu datan del Mesolítico (10-7 a.C.). Según las investigaciones arqueológicas, la zona de Giurgi estaba densamente poblada en el periodo dacio, en el siglo I a.C. Se cree que la capital de Burebista se encontraba en las cercanías, en Popesti, a orillas del río Arges. El emperador romano Justiniano (483-565) construyó aquí la ciudad de Teodorápolis.

Además de ser conocida por el puente de la Amistad, también hay que destacar que la línea de ferrocarril Bucarest-Giurgiu, operativa desde 1869, constituye el primer ferrocarril de los Principados Unidos de Moldavia y del País Rumano.

Del otro lado del puente hallamos la importante ciudad búlgara de Ruse, un gran centro industrial. Aquí se construyó uno de los primeros polígonos industriales de Bulgaria. Es la quinta ciudad de Bulgaria en importancia, con una población de unos 140 000 habitantes y se halla a tan solo 70 kilómetros al sur de Bucarest.

El Puente de la Amistad es un puente de acero sobre el río Danubio, que une la orilla sur búlgara con la orilla norte rumana, y las ciudades de Ruse y Giurgiu.

Inaugurado el 20 de junio de 1954, el puente tiene 2,8 kilómetros de longitud y es uno de los dos puentes sobre el Danubio, junto con el de Calafat-Vidin, que ya vimos anteriormente, en el sector fronterizo entre Rumanía y Bulgaria; el resto del tráfico entre los dos países se realiza por transbordadores.

El puente contiene 38 pilas intermedias, y la calzada cruza 30 metros por encima del río. La superficie de las estructuras de acero es de casi 200 000 metros cuadrados y la de las superficies de hormigón supera los 10 000 metros cuadrados.

Cuenta con un puente de carretera de dos carriles y otro para el tráfico ferroviario, así como aceras para peatones. La sección central, de 85 m de longitud, puede elevarse para permitir el paso de buques más grandes. La construcción duró dos años y medio y contó con el apoyo de la Unión Soviética.

Desde su construcción, el puente no ha sufrido una renovación masiva, por lo que el asfalto no presenta las mejores características. Para cruzar el puente es necesario abonar una tasa de 2 euros para vehículos pequeños. Actualmente, casi 2000 camiones y más de 4000 coches de media cruzan cada día el puente sobre el Danubio.

Dejamos atrás el Puente de la Amistad y las ciudades de Ruse y Giurgiu, y en la parte izquierda, en la orilla rumana, encontramos una zona de playas de arena fina: estamos en las proximidades del pueblo de Gostinu

Si venimos en coche desde Bucarest, avanzamos por la carretera nacional DN5 y justo antes de entrar en Giurgiu, a la altura del pueblo de Fratesti, nos desviamos por la carretera provincial DJ503 hasta el pueblo de Oinacu, y luego seguimos por la carretera DJ507 pasando por Branistea y finalmente llegamos a Gostinu.

En Gostinu tenemos que seguir el camino hasta el río Danubio, que no está señalizado. Los últimos dos kilómetros son por un camino de tierra con bastante socavones, pero que no ponen en peligro al vehículo. A continuación, en medio de una arboleda, tenemos espacio para estacionar el vehículo en la sombra y acceder a la playa.

Un cartel escrito a mano nos pone de sobreaviso: la playa no está vigilada, no se recomienda el baño y en la zona se pueden producir corrientes de agua. Aunque nada más pisar la arena, observamos que hay mucha gente bañándose cerca de la orilla y la corriente no parece ser muy fuerte.

Lo que sí es cierto es que la playa no está preparada como destino turístico: si no fuera por un chiringuito con 5 mesas y unas 20 tumbonas a pie de río, podríamos decir sin dudar de que se trata de una playa virgen, salvaje.

La arena es bastante fina, y parece autóctona. La playa tiene un ancho de unos 50 metros en total, pero luego se va haciendo más ancha a medida que avanzamos hacia al este. Desde la orilla se ve una isla, cubierta de vegetación, y la otra orilla, que estará a unos 200 o 300 metros de distancia: ambas pertenecen ya a Bulgaria, puesto que el Danubio es la frontera natural que separa a ambos países en esta zona.

Respecto al agua, decir que es apta para el baño. A diferencia del mar, la corriente no viene de frente, sino de lado, lo que hace que tengas que estar atento constantemente para evitar que esta te lleve. Por supuesto, el agua es dulce, al ser de río.

Por lo demás, no hay olas, y de vez en cuando ves pasar un buque portacontenedores o algunas lanchas. Respecto a la arena, en la zona donde había más gente bañándose (en la entrada, junto al chiringuito), estando en el agua se pisaba arena fina, mientras que más al este, donde había menos gente, la superficie estaba llena de piedras y el baño era más incómodo.

En definitiva, un buen sitio para darse un chapuzón, a tan solo hora y cuarto de Bucarest, y bañarse en el Danubio más verde que azul, en una playa semisalvaje.

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