La ciudadela de Enisala

Hoy nos vamos hasta uno de los puntos más orientales de Rumanía para visitar una fortaleza que ha sido construida para vigilar la actividad de los marineros en dos lagos junto al mar Negro.

La ciudadela que nos ocupa hoy se halla a unos 35 km al sur de la ciudad de Tulcea y a unos 100 km al norte de Constanza. Está situada a 2 kilómetros del pueblo de Enisala, sobre una colina de piedra caliza que domina los lagos Razim y Babadag y fue construida en la segunda mitad del siglo XIV con fines militares.

La hipótesis de los investigadores es que los únicos interesados en erigir una fortaleza dentro del sistema de fortificaciones del norte de Dobruja, frente al mar para controlar el tráfico naval, eran los mercaderes genoveses, que disponían de grandes sumas de dinero procedentes del comercio y ostentaban el monopolio de la navegación por el mar Negro. En aquella época, el lago Razim era más bien una bahía para el mar Negro, y la colina sobre la que se construyó la fortificación era la más alta y mejor situada, a 110 metros de altitud sobre el nivel del mar.

El primer documento conocido en el que aparece el nombre de Yeni-Sale es la crónica turca de Sukrullah bin Sehab-ed-din Ahmed, que data de principios del siglo XV. El famoso viajero turco Evliya Celebi, a su paso por Dobruja en 1652, dejó constancia de «la fortaleza de Yeni-Sale, que es alta y está encaramada en una colina pedregosa».

La construcción presenta una planta poligonal irregular, que sigue la sinuosidad del terreno; los muros y bastiones se conservan en algunos lugares hasta una altura de unos 10 metros, mientras que su interior se ve prácticamente despejado, sin edificaciones de ningún tipo.

A lo largo de los tiempos se han realizado numerosas modificaciones en la fortaleza de Enisala, también conocida con el nombre de Heracleea. Normalmente, las fortalezas tienen una torre en cada esquina, pero en el caso de la ciudadela de Enisala solo queda una torre, la de la puerta principal. También hay una puerta secundaria, formada posteriormente, cuando los genoveses rompieron la muralla.

Más tarde, la fortaleza formó parte del sistema defensivo de Valaquia durante el segundo reinado de Mircea el Viejo. Después, a partir de 1420, los turcos llegaron a la zona y vivieron allí hasta la Guerra de la Independencia de 1877.

Los hallazgos arqueológicos, especialmente monedas bizantinas, genovesas, tártaras, moldavas, moldavas, montenegrinas y turcas, atestiguan el papel militar, político, administrativo y económico desempeñado por la ciudadela.

En la actualidad la ciudadela está vacía en su interior, solo quedan en pie los muros exteriores y una de las torres, a la que no se puede acceder.

Sí se puede visitar en cambio el pequeño museo que se encuentra a la entrada de la fortaleza y que cuenta la historia con textos e imágenes de este objetivo turístico y su reciente rehabilitación.

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