La pista de bob en Toplita

Nos vamos hasta la localidad de Toplita, en el norte del distrito de Harghita, para probar una de las pistas de bobsleigh más renombradas del país.

Toplita se encuentra a 100 km de Miercurea Ciuc, la capital del distrito de Harghita, en el centro del país. Se eleva a unos 650 metros sobre el nivel del mar, y se halla al pie de los montes Calimani, Giurgeu y Gurghiu. El nombre de la localidad tiene origen eslavo y significa «fuente de agua caliente».

Para llegar a la pista de bob, tenemos que cruzar el centro de la localidad, atravesar el puente sobre el río Mures y luego seguir el desvío a mano izquierda junto a la vía del tren y seguir la calle todo recto, cuesta arriba, hasta llegar al final de la misma, donde se sitúan las pistas de esquí.

La zona es conocida por ser un centro de deportes de invierno, con pistas de esquí y muchas posibilidades de hacer senderismo, y recientemente se ha inaugurado la mayor pista de bobsleigh del país, con un recorrido de 1900 metros.

Las construcciones tienen un aspecto nuevo, y además de esquí y bob cuenta con un centro de equitación, una tienda de alquiler de material deportivo de invierno y una pensión con restaurante. En definitiva, el lugar está acondicionado con todo lo necesario para poder pasar una buena cantidad de horas allí sin echar nada en falta.

Estacionamos el coche en uno de los amplios estacionamientos del complejo y nos dirigimos a la taquilla. En 2025 los precios son de 30 leus para mayores de 14 años y 25 leus para menores. El recorrido tarda como unos 10 minutos en realizar, en función de la velocidad que elijas al bajar. La subida se hace a un ritmo igual, y el viaje concluye en el mismo punto de partida.

En cada carrito pueden montar una o dos personas, siempre que no se superen los 150 kg de peso. El único mando que hay que manejar consta en un freno de mano que permite ir regulando la velocidad.

El descenso es muy interesante, comienza con una bajada suave en zigzag por un descampado, y poco a poco la pendiente va en aumento. Más adelante se entra en un bosque de pinos, y tienes la sensación de que puedes tocar las ramas con las manos.

Hacia el final es donde están las curvas más cerradas y donde se puede alcanzar la velocidad más alta. Aún así, un sistema de protección compuesto de vallas y redes ayudan a que uno se sienta todo el tiempo en un espacio seguro.

Tras un par de giros de 360 grados la bajada concluye y el carrito empieza su lenta subida en línea recta hasta el punto de partida, con el bosque ahora a mano izquierda y la pista de esquí a la derecha.

Una experiencia interesante, que cada uno puede ajustar a su estilo: más adrenalina para los que buscan alcanzar altas velocidades o más control y disfrutar de las vistas para los más precavidos. Sea como fuere, una atracción que sin duda recomendamos y de la que volveremos a disfrutar cuando regresemos por la zona.

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